¿Ser o no ser gay? Esa es la cuestión… ¡¿Es esa la cuestión?! No estaría tan segura. En un sentido sí, pues la incertidumbre es un lugar incómodo desde el cual vivir y la mayoría de las veces preferimos tener certezas a dudas… Pero en otro sentido saber no es lo principal; lo más importante no sólo es resolver la duda sino poder vivir con ella, para, tras un período inevitable de angustia, de ensayos y errores, resolverla y encontrar la tranquilidad con las propias prácticas sexuales, y así finalmente aceptarnos tal cual somos, sea la respuesta que sea…
Ciertamente vivimos en una cultura en la que, con todo y la disminución en el rechazo a la homosexualidad, la plena aceptación sigue siendo un ideal lejano y la orientación sexual en algunas familias sigue siendo un claro tabú.
Sin embargo, la única forma de lograr que los otros acepten y entiendan la propia sexualidad es entendernos y aceptarnos primero a nosotros mismos, dejar de pensar que estamos mal. Otra de las cosas que se dicen fácil, pero no lo son.
La propia sexualidad
Cuando predominan las dudas y la inseguridad ante la propia sexualidad es común aproximarse a los amigos o a la familia con una actitud y un lenguaje (verbal y no-verbal) que los predispone a responder negativamente o agresivamente. ¡Para que ellos entiendan lo que les quieres decir, lo tienes que tener claro primero tú! Teniéndolo claro y asumido estarás más preparado para enfrentarte a lo que venga, tanto a lo bueno como a lo malo, dependiendo del medio y la familia que te hayan tocado.
Ya sea homo o hetero, el estar cómodo con la propia sexualidad no es tarea fácil. Muchas veces se enfatiza la famosa “salida (o no) del clóset”, como si fuera algo de un día para otro, un blanco o negro. La verdad es que sería más preciso hablar de un proceso de cada uno con uno mismo. Algunas personas tienen muy clara su orientación sexual, la viven como una obviedad, como algo natural; pero hay otras personas para las que no es así: y se vale. Nadie dijo que teníamos que saber desde siempre lo que nos gusta. Una relación con alguien del mismo sexo no nos hace homosexuales, así como lo opuesto tampoco garantiza la heterosexualidad.
Sufro demasiado por mi sexualidad, pienso mucho en ello y no tengo idea qué será de mi vida. Desde siempre me he sentido atraído por los hombres pero ahora más y no sé qué hacer… Siento inseguridad, confusión y miedo.Estudiante de la ibero
Hablar sobre la propia sexualidad
Angustiarse por la propia sexualidad es de lo más común y, a la vez, compartir la angustia, hablar de ella, es de lo más tabú. La orientación sexual, cuando se vive como algo en duda, generalmente se convierte en algo que preferimos no hablar con nadie hasta sentir algún tipo de certeza; casi siempre por miedo a las reacciones que se puedan generar… Tanta ansiedad, tanta duda, intranquiliza, incomoda, atrapa, aísla y asusta; cuando la sexualidad debería ser lo contrario: placer compartido. Cuando la sexualidad se convierte en una carga se vuelve fundamental poder hablarlo con alguien. Al elucidar lo que sucede se podrá empezar a definir lo que quieres, lo que te gusta y así comenzar a disfrutarla.
Así, poco a poco, será más fácil continuar el proceso y hablarlo con quienes te rodean: tus amigos, tu familia y tus compañeros.
Las cosas suelen pesar más cuando las cargamos solos y creemos que no podemos compartirlas con nadie. Cuando hablarlo con algún conocido se complica, puede ser más fácil empezar a entenderlo con una persona ajena a tu entorno en un espacio terapéutico, de apoyo psicológico. No dejes que tu sexualidad te genere malestar.
Marina Meyer
Psicoanalista
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