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Manejo de crisis

¿Pero… qué es?

Cuando algo (o todo) comienza a complicarse y aparecen los problemas es común afirmar o escuchar: “estoy en crisis”. Pero… ¿Qué es una crisis? ¿Qué la origina? ¿Qué efectos físicos y psicológicos tiene? Y lo más importante: ¿qué hacer si se atraviesa por una?

Aun cuando atravesar todo tipo de crisis es un proceso normal e inevitable también es cierto que no todas se pueden superar con la misma facilidad.

A pesar de que la palabra crisis normalmente se asocia con la acumulación de problemas, esta no es toda la historia; tiene un doble significado: el de desequilibrio -que se usa comúnmente- y el de oportunidad para crecer y madurar. La crisis se refiere a un momento de decisión y de cambio cuyas consecuencias pueden ser -según la perspectiva con la que se juzguen- para empeorar o mejorar la situación actual.

Detonantes

El cambio inherente a cualquier crisis la convierte en una situación que estresa y angustia; obliga a enfrentar eventos que aparentan ser inmanejables con los recursos que se han utilizado hasta el momento.

De manera esquemática, se pueden señalar dos de los principales tipos de crisis ante los cuales los recursos previos parecen perder su utilidad:

  • De desarrollo: ocurre ante el cambio de una etapa del desarrollo psicosocial a otra;  por ejemplo, de la infancia a la adolescencia, de la adolescencia a la adultez o de la adultez a la vejez.
  • Circunstanciales: aparecen en cualquier momento ante eventos inesperados y/o accidentales; por ejemplo, por la muerte de un ser querido, la pérdida de la pareja o por un cambio de escuela o de ciudad.

Indicadores de crisis

Algunos eventos -tanto de desarrollo como circunstanciales- pueden ser de tal intensidad que sobrepasan las estrategias habituales para enfrentarlos. En estas ocasiones pueden aparecer varias señales que permiten inferir si se está pasando por una crisis que excede la capacidad para manejarla;  algunas de  ellas son:

  • Sensación de cansancio y agotamiento físicos
  • Sentimientos de desamparo, inadecuación, confusión, inseguridad y miedo
  • Ansiedad
  • Náusea, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, nudo en la garganta, dolor de estómago, de cabeza, pérdida de apetito, insomnio, fatiga, dificultades de respiración.
  • Desorganización y mal desempeño académico
  • Problemas recurrentes con familiares, amigos y/o pareja.
  • Abandono o descuido de diferentes áreas de responsabilidad.
  • Estados emocionales muy cambiantes, en especial de irritación, enojo y/o tristeza.

La simultaneidad con la que se pueden presentar estas señales provocan la sensación de parálisis general que caracteriza a la crisis; inmovilidad que se puede extender a una dificultad o miedo a cambiar.

“No es para tanto”

Me siento estresada y nerviosa y deprimida. No soy la persona dinámica y feliz que solía ser… Tengo problemas en casa, principalmente con mi mamá, tenemos una relación imposible y con mi papá es raro, viene y se va. Además la carga de trabajo en la escuela es muy fuerte y me siento abrumada. Siento que mi vasito se ha ido llenando y ya le cayó la última gota.
Estudiante de la Ibero

La crisis es un evento tan subjetivo que, en ocasiones, cuando se intenta explicarla a los amigos o a la familia puede parecer una exageración y se recibe la típica respuesta: “no es para tanto, eso le pasa a todos”. Sin embargo, como nadie reacciona de la misma manera a eventos similares, no existe un parámetro claro y definible sobre cuándo una reacción emocional es “correcta” o excesiva. Así, el indicador que se puede utilizar para definir el tamaño de una crisis es el grado de desorganización que la persona experimenta, independientemente de qué lo cause. Otro indicador llamativo de una dificultad para manejar un evento estresante es cuando, a pesar de estar en una situación que se esperaría despertara algún sentimiento importante, se actúa como si nada pasara, con una indiferencia que no corresponde a las circunstancias.

Quien se encuentra en una crisis que sobrepasa sus capacidades para resolverla, no tiene que enfrentarla solo. Existen profesionales que pueden ayudar a expresar los sentimientos positivos y negativos que se despiertan con la parálisis de la crisis. Buscar ayuda permite consolidar el apoyo para resolver los distintos problemas y así encontrar las maneras más adecuadas para atravesar la crisis y exprimir el aprendizaje y el autoconocimiento suficientes como para ampliar los recursos personales frente a las crisis por venir.

La Ibero cuenta con el Centro de Atención Estudiantil Universitaria, en el que te ofrece asesoría psicológica gratuita y confidencial para recibir la orientación necesaria para empezar a resolver alguna crisis.

Dra. Salud Cavia

Coordinadora de Desarrollo de Habilidades Emocionales y Prevención.

salud.cavia@ibero.mx

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