La Ciudad de México, esta gran urbe que se presenta a veces como un monstruo y otras como el lugar de diversas posibilidades, es ahora el lugar donde has elegido vivir por un tiempo o permanentemente, es la ciudad que buscas hacer tu hogar.
Distintas razones son las que te trajeron aquí, tal vez la carrera que elegiste estudiar solamente se ofrece en el D.F., quizá era necesario para ti cambiar de ambiente o la ciudad te ofrecía algunas oportunidades que decidiste tomar; sea cual haya sido la razón, seguramente te habrás preguntado más de una vez ¿qué es lo que hago aquí?, ¿y si no fue la mejor decisión?, ¿qué hago ahora si no estoy a gusto?.
Las elecciones que tomamos en la vida, implican considerar lo que es bueno para nosotros y lo que es mejor; van de la mano con nuestros deseos profundos y con el fundamento de nuestra vida, tienen que ver con el para qué de la existencia. Es desde este fundamento que las elecciones se relacionan profundamente con aquello que te hace ser quien eres, lo que te hace ser libre para actuar.
El haber elegido este gran monstruo defeño para vivir, tiene mucho que ver con ese deseo profundo y con el fundamento de tu vida; es probable que en los momentos en los que no te gusta nada la ciudad o en los que te sientes solo, los sueños se borren y quieras regresar por donde llegaste, en cuanto sientas esto, te propongo hacer un alto antes de tomar cualquier nueva decisión.
La pausa es para que revises qué sentimiento es el que realmente tienes: enojo, frustración, miedo, soledad, tristeza, apatía, etc.; identifícalo y piensa en el hecho concreto que te tiene en ese estado, puede ser que aquí no hayas logrado hacer amigos, que no tengas confianza de moverte en la ciudad y prefieras quedarte en casa o tal vez que hayas tenido alguna mala experiencia en la calle. Cuando identifiques ambas cosas, piensa ahora qué te gustaría hacer para cambiarlo, qué estarías dispuesto a hacer para lograrlo. Es importantísimo que no te dejes absorber por los sentimientos que te hacen sentir cada vez peor, al contrario, combátelos para que surjas de nuevo como la persona que eres. San Ignacio decía que a estos sentimientos si se les combate, se vuelven como “perritos falderos”; ¡inténtalo!.
Por otro lado, abre las puertas y sal para dejarte sorprender por los detalles grandes y pequeños que tiene la ciudad, busca rutas nuevas para llegar a algún lugar, sube y baja del transporte público, piérdete de vez en cuando en los lugares para que descubras su maravilla; así vamos haciendo hogar, al conocer, al identificarnos, al conectar nuestra historia con el presente. En la universidad, busca nuevas actividades y espacios, acércate a los programas que existen para que encuentres personas con intereses diversos, seguramente podrás identificarte y hacer nuevos amigos. Muy importante, no te aísles, procura compartir con alguien cómo te sientes para que no te quedes solo en tus pensamientos; sabrás que elegiste bien cuando recuerdes el deseo profundo que te trajo aquí, cuando llegue la paz y vuelvas a sonreír.
Coordinación de Identidad y Misión
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