La ansiedad es una respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas, imágenes, etc , que son percibidos por el individuo como amenazantes y/o peligrosos. Se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión. Es muy frecuente comer por ansiedad.
Las dificultades con la alimentación son una manera de expresar sentimientos que no pueden ser dichos, así como emociones que no pueden ser reconocidas o afectos que desde el inconsciente se manifiestan. Las luchas internas son acalladas con frecuencia a base de llenarnos la boca de comida para no pronunciar palabras cuya carga emocional puede asustarnos.
En frecuentes ocasiones cuando existe una ansiedad que no se puede soportar, una excitación para la que no tiene ninguna solución psicológica, el recurrir a la comida puede ser una vía de trámite, sobre todo cuando la comida retribuye placer y es socialmente aceptable.
La comida nunca es solo alimento, es también vehículo a través del cual cuando éramos pequeños recibíamos el alimento afectivo de la persona que nos cuidaba. Nuestras primeras sensaciones corporales están asociadas al hambre, a los primeros cuidados que nos dieron, y a las primeras frustraciones que sentimos. Frecuentemente aprendemos a afrontar las tensiones internas comiendo.
Al cacharnos comiendo por ansiedad es útil preguntarnos ¿qué –en términos emocionales- me estoy comiendo? Intentar nombrar la emoción que nos está invadiendo para tener pistas sobre el mundo de nuestros afectos e intentar enfrentarlos y resolverlos, hablar de ellos, compartirlos o buscar ayuda profesional, y no terminar comiéndonos galletas, helados, chocolates…que no solucionan los conflictos interiores.
¿Comes por hambre o por apetito?
Comer por hambre es responder a una necesidad de alimentos que tiene el cuerpo; comer por apetito nos orienta más hacia nuestras necesidades emocionales y de gratificación. Así que es un buen ejercicio reflexionar en ello… Comer siempre da placer, es interesante buscar otras actividades igualmente placenteras que no involucren ingerir alimentos.
Dra. Alicia Parra Carriedo NC
Coordinadora de la Clínica de Nutrición Ibero
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